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SU TA GAR. Crítica y vídeos.

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SU TA GAR. Crítica y vídeos.

SU TA GAR

13 enero 2018. Sala Doka, Donostia. Entradas agotadas.

Con 30 años a sus espaldas, Su ta Gar está viviendo una especie de segunda juventud; revitalizados por una gira por teatros con su repertorio menos metalero en 2017, que quedó registrada para la posteridad mediante su concierto en el donostiarra Teatro Victoria Eugenia y su consiguiente DVD, el cuarteto armero sigue en la brecha.

Sin nuevo disco que presentar, ni ningún repertorio especial o conmemorativo, los Suta liquidaron con varios días de antelación el aforo del Doka, evidenciando que su poder de convocatoria se mantiene pujante.

Igualmente, el llenazo, el tercero ya en Doka en lo poco que vamos de año tras los reventones con Willis Drummond y Anari, evidenció que el rock euskaldun, en diferentes formatos además, funciona y tiene su público. Y eso, en estos tiempos de crisis en en rock y auge de rap, trap o regguetones varios, es de reseñar.

Al margen del “sold out”, lo mejor fue ver a unos Suta tan comprometidos y entregados y con la misma pasión e ilusión que siempre. En ese sentido, el line up parece ya muy sólido, transmite química interna y buen rollo, con Igor Diez ya como uno más tras aquellos años de zozobra en los que tan difícil resultó sustituir al bajista original Asier Osoro. Y Galder Arrillaga es igualmente el batería perfecto para el grupo, llevando el ritmo de locomotora tras su apabullante kit negro que dejó pequeño el escenario del Doka. La base rítmica fue demoledora, y la pegada, con ese bajo a quemarropa por ejemplo en “Agur jauna”, una pasada. Al frente del combo, la pareja de guitarristas más heavies que ha habido nunca en Euskal Herria, los imbatibles e incansables Aitor Gorosabel y Xabi Bastida, todo sentimiento y comunicación en cada una de sus poses, movimientos y en la cascada de solos y riffs que siguen asombrando por precisión y calidad técnica. Con un sonido demoledor (hubo refuerzo de equipo en la sala) y una iluminación sobria y poco colorista, Suta firmaron hora y tres cuartos de concierto intenso, equilibrado y sin tregua, en muy buena forma física. Heavy, thrash, baladas y un amplio repaso a sus discografía, con versiones del “Haika Mutil” de Laboa (suya fue también la intro) y la que todavía nos sigue sonando extraña del “No somos nada” (por estilo, por época, por idioma) de La Polla Records, que todo hay que decirlo, la peña coreó como si no hubiera un mañana. Una gran noche. Hay Su Ta Gar para rato. Jo ta ke!.

Texto: Aitor Zubizarreta.

 

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