CRITICA MR BIG

MR BIG. Rock Star Live (Barakaldo). 23 de septiembre. 33/38 euros.

Concierto solvente y bis final grandioso. Todos contentos, porque saber rematar un bolo sin racaneos y con toda la carne en el asador es media victoria. Como Bon Jovi en Donostia, vamos.

Esta vez fueron dos horas y cuarto de concierto, una descarga generosa, impecable musicalmente, pero que no explotó hasta los bises, cuando la sala, (menos de media de entrada) por fin se volcó.

El detonante fue una balada como “To be with you”, su tema más conocido y el mas ñoño y empalagoso de toda la descarga, pero que fue recibido con algarabía. No en vano fue un tema muy radiado en su día y probablemente, junto al “More than words” de Extreme, la balada más exitosa en el terreno del heavy melódico de hace dos décadas. Siguieron después con “Colorado Bulldog”, trallazo heavy arrasador y rompedor. Notable. Podian haber acabado pero vino después un doble regalo a modo de versiones, con mucho buen rollo y disfrute general. El sobado “Smoke on the water” de Purple resultó divertido por ver a todos los músicos con los instrumentos cambiados. Tras la ovación, recuperaron otra vez cada uno su puesto y atacaron el “Baba O´Riley” de los Who a toda potencia. Lo dicho, acabar así, dándolo todo y con ese plus de generosidad, hace que al salir nadie se acuerde de los exagerados 38 euros que costaba el ticket (por cierto, con lo que se paga, podían mejorar un poco el diseño de entradas en esta sala).

Antes de ese bis final, hubo de todo, siempre con buena nota por parte de Mr Big, pero con resultado desigual. Salieron muy fuertes (en esto también como Jovi), con uno de sus temas más heavies, “Daddy, brother, love, little boy”, con la peña cantando el estribillo y el hacha Paul Gilbert punteando con ¡un taladro! Siguieron dos clásicos como “Alive and Kickin¨ y “Green-tinte sixties mind”, en un comienzo pletórico. No se puede decir que las nuevas “Undertow” y sobre todo “American beauty” no tengan caña, pero el ambiente decayó y no se recuperó hasta el bis. Tampoco es que la gente se aburriese, pero allí no cantaba casi nadie, y moverse menos. Quizá era más una descarga para ver y flipar en nivelazo del bajista Billy Sheehan o de Gilbert. Por no hablar de un Eric Martin que canta como si el tiempo no hubiera pasado para él. Los 22 años que han pasado desde que debutaron se ven más en su look que en otra cosa. No queda ya nada de la colorista y exagerada moda hair metal que lucían hace dos décadas. Con pelo y corto y “sin pintas” les hubieran llovido botellas cuando debutaron en un Velódromo de Anoeta lleno hasta la bandera en 1993 (como teloneros de Aerosmith). Ahora, son otros tiempos.

Les basta su música, porque producción escénica tampoco llevan. Lo que se palpa es el buen rollo en el grupo, algo difícil de ver en “super bandas” de este tipo. Pero las sonrisas eran constantes y la verdad, se agradece que los músicos trasladen esa energía positiva. Los continuos duelos a los mástiles de bajo y guitarra fueron épicos, aunque los solos fueron excesivamente largos.

El repertorio del nuevo CD “Wat if…” (“Once upon a time”, “Still Ain´t enough for me”, “Around the world” o “As far as I can see”) no desentonó, y temas de los 90 como “Temperamental”, con aires a Extreme, o la genial “Price you gotta pay”, con armónica a cargo del líder Sheehan, fueron sobresalientes, aunque la gente estaba allí sin moverse. (La edad media en este tipo de conciertos es cada vez mayor y se nota en la entrega). El final, como el principio, muy heavy con la clásica “Addicted to that rush”. Después vendría el bis y el convencimiento para muchos de que había sido un buen concierto.

Texto: Aitor Zubizarreta.

Fotos: Iñigo Malvido.

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