MIRAMAR GAUAK 2025. Crónica y fotos
CAIXABANK MIRAMAR GAUAK 2025. Palacio Miramar. 29, 30 y 31 de mayo de 2025.
Rulo y La Contrabanda y Gorka Urbizu pusieron el punto rockero en la segunda edición del festival donostiarra.
Texto: Aitor Zubizarreta
Fotos: Iñigo Malvido
Donostia mira con envidia a otras ciudades cercanas y sus festivales de Rock; Gasteiz (Azkena), Pamplona (Iruña Rock) o incluso una localidad mucho más modesta en habitantes como la riojana Santo Domingo de la Calzada, pero que apuesta fuerte con su Rock Land, con leyendas como Iggy Pop, Sex Pistols o The Black Keys en cartel.
En Donostia, la última iniciativa musical surgida es CaixaBank Miramar Gauak, un festival que acaba de celebrar su segunda edición. Una cita, de momento, muy plural en estilos, no del todo definida aún, que ha tenido este año en su cartelera flamenco, jazz, cantautoras, indie y también algo de rock, que es lo que en concreto nos ocupa aquí.
El ADN de Miramar Gauak no parece encaminado a que pueda convertirse en el futuro en un festi rockero, pero al menos tampoco se descartan los sonidos guitarreros, encabezados este año por dos de los tres cabezas de cartel como han sido Rulo y La Contrabanda (jueves 29 mayo) y Gorka Urbizu (sábado 31), con Mikel Izal liderando cartel el día restante.
Este año la gran diferencia respecto al anterior fue que pudo cubrirse el gran escenario principal, el que se coloca en la trasera del Palacio Miramar. Algo que a la postre ha resultado fundamental para sacar adelante la triple cita porque la mala suerte se ha vuelto a cebar con la organización, con dos de los tres días con fuertes lluvias que deslucieron todo lo preparado pero sin suspensiones, salvo la de Kukai, que habían preparado una actuación que recorría los jardines y esa hubo que suspenderla.
Recordemos que hace un año dos de las tres jornadas se fueron al traste por la lluvia y este año hubiese pasado lo mismo si no se hubiese techado el escenario porque solo hubo buen tiempo el primer día.
En ese sentido, Miramar Gauak ha dado un paso adelante claro, con un escenario imponente. Por contra, chirriaba mucho ver las barras de comida y bebida sin toldos que los cubrieran. Y en vista de las enormes colas que se formaron el sábado, día de mayor afluencia y que rozó el sold out, tampoco parecían suficientes el número de váteres habilitados para la ocasión.
En lo musical, centrándonos en lo más rockero, el jueves tuvimos cerrando jornada a Rulo y La Contrabanda. Concierto especialmente emotivo y difícil para el líder, que venía con la reciente desgracia de haber sufrido la pérdida de un familiar muy cercano, pero Rulo prefirió mantener la cita, seguir adelante y disfrutar “de un maravilloso jueves de pre verano” en un escenario, en el que, según dijo, quería tocar desde que hace un año vio que nacía este festival. Verdaderamente, la ubicación de Miramar Gauak es una da las grandes bazas del certamen, aunque con la pega de que el aforo es limitado, sin posibilidad aparente de poder crecer en aforo a futuro.
Con enorme telón de fondo, pared de amplis y un sonido sobresaliente en volumen y nitidez, Rulo y sus fieles escuderos firmaron un show ganador, aunque la pluralidad del público, sin tantos fans como si hubiese sido un show propio, quizá restó algo de pasión y calor. Por contra, estos festivales permiten ganar nuevos seguidores y RYLC seguro que lo consiguieron.
La salida ya fue muy potente, de las que atrapan, con “La cabecita loca”, “Mi Cenicienta” o “Me gusta” sonando redondas. “Buscando en la basura”, de La Fuga, fue un gran guiño para los fans que siguen a Rulo desde sus inicios y fue bonito ver al líder acompañado de su hijo Oli repartir flores al respetable precisamente en “La Flor”. El cierre con “Pa ´Qui Pa ´Lla” y “32 escaleras” pusieron la guinda a un show intachable.
Antes, en el escenario pequeño frente a la bahía de La Concha, el ex Hertzainak Gari puso la nota euskaldun a la jornada y rockeó a su manera, pausado, sobrio y con muy buen tono de voz, cual crooner norteamericano, con lucimiento también para el guitarra solista.
Si esa primera jornada de jueves brilló el sol y Miramar lució sus mejores galas, el sábado con Gorka Urbizu fue todo lo contrario, cielo encapotado, con lluvia, rayos y truenos acompañando al de Lekunberri en el cierre del festival precisamente el día que cumplía 48 primaveras.
Parte del público le recibió con el “Zorionak zuri” y si la cita prometía ser especial por su cumpleaños, terminó por convertirse en épica porque Urbizu se creció ante la adversidad y se alió con un público entregado sin que esos truenos y rayos que iluminaban el cielo donostiarra vaciaran aquello ni mucho menos, con el respetable queriendo más y la banda contenta y segura de si misma, haciendo crecer el show, con dos baterías que es una delicia verles tocar con esa sincronización, aunque es verdad que sin la pegada que se presupone el hecho de doblar batería. Recuerdos a Leihotikan, Peiremans, Berri Txarrak y una muy celebrada versión de Itoiz completaron un set de hora y media que repasó casi en su totalidad el primer trabajo en solitario de un Gorka Urbizu que en su nueva etapa se desmarca del nervio Berri Txarrak, pero al que se le ve cómodo y muy libre ejerciendo de jefe único y libre de ataduras.
Ese mismo día destacaron también Siloé, trío de Valladolid que supo aprovechar a la perfección la oportunidad de actuar en el escenario grande con un show muy dinámico y que funcionó muy bien.
Larga vida a Miramar Gauak y mejor suerte con el tiempo el año que viene!
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