HELLFEST 2025. Crónica del Viernes
Texto: Marijo y Leo Luna
Fotos: Iñigo Malvido
Segundo día de festival con un calor agobiante.
VIERNES 20
The Night Eternal. Este proyecto alemán de heavy-metal oscuro sonó épico desde el inicio con influencias de In Solitude e Iron Maiden. Su actuación renovó el Altar temprano y fue un respiro fresco y bien ejecutado.
Royal Republic – Mainstage1. Desde el primer acorde se vió a los suecos totalmente mimetizados con el público y disfrutando de lo lindo. Con temas como LoveCop, Getting Along o Baby, la puesta en escena fue una explosión de coros pegadizos, riffs limpios y actitud 70s. Aunque su sonido es más bailable que contundente, su simpatía y conexión con el público fueron inevitables. El cover de Battery y otros acercamientos al hard rock clásico dieron un plus de energía y a pesar del calor sofocante reunieron a mucha gente para verles.
Tankard – Altar. Los reyes del «alcohol thrash» germano ofrecieron un set lleno de bromas, sudor y riffs rápidos. Mantuvieron la atmósfera de celebración intacta con un público entregado a saltar y cantar sin parar, a pesar del calor que también se había colado en las carpas y que amenazaba con destruir nuestra integridad física.
Trollfest encendió el Temple con su estilo folk metal lleno de energía y ritmos de fiesta. Desde el primer acorde de All Drinks on Me, el público se entregó por completo. La mezcla de humor estrafalario, coros comunitarios e instrumentos folclóricos generó un ambiente de celebración desenfrenada. En esta edición Trollfest apareció uniformado de rosa, inspirados por su hit Dance Like a Pink Flamingo. Los trajes rosas fosforescentes incluían tutús, pelucas y alas, reforzando la estética de flamenco locaza. El grupo se movía con una coreografía desenfadada, lanzando coros colectivos sobre lo absurdo y lo carnavalesco. Pura diversión con sello noruego.
Exodus – Altar. Este icono del thrash californiano dio un repaso de pura agresividad: riffs demoledores, energía en estado puro y unidad total con su base de fans. Su show fue un baño de velocidad brutal que no bajó el nivel en ningún momento.
Wind Rose. El power-folk italiano llenó el Temple con himnos y melodías medievales. Con trajes de inspiración naviera y estribillos pegadizos, crearon un ambiente lúdico y memorable, aunque sin gran complejidad musical.
Sacred Reich. El thrash revival de los americanos fue una batería imparable de riffs potentes y letras contundentes. Su actuación en Altar fue una demostración de frescura y veteranía, con público devoto chamuscado por su energía intacta .
In Extremo. Otra dosis de folk-metal germano para alimentar nuestras almas que levantó el Temple en una actuación mística y melódica. Con gaitas, tambores y una voz potente sellaron una atmósfera pagana que resonó en el público, ofreciendo un cierre casi ceremonial digno de la edición.

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