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RESURRECTION FEST 2015. Crónica y fotos

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RESURRECTION FEST 2015. Crónica y fotos

RESURRECTION FEST – 2015 – 16/18 de julio

Wacken, Hellfest, Graspop, Download… son varios los festivales que congregan a inmensidad de personas para disfrutar de los sonidos más duros del rock y del metal, aunque sabemos bien que no es necesario ir tan lejos para gozar de eventos de primer nivel. Por tercer año consecutivo, nos dirigimos a tierras gallegas para disfrutar del RESURRECTION FEST, este vez con cambio de fechas, al trasladarse la celebración del festival de principios de agosto a mediados de julio, acertada decisión por parte de los organizadores, ya que sirvió para evitar la coincidencia con el mayor festival metálico del planeta y celebrar el décimo aniversario por todo lo alto.

Otra de las novedades de este edición fue su ampliación a cuatro días, con jornada de calentamiento oficial y actuaciones gratuitas de bandas como Mutant Squad, Killus, Pro Pain y Biohazard, de las cuales podía gozar todo aquel que quisiera y, del mismo modo, servían para establecer el primer contacto con el recinto que, a primera vista, mantenía la distribución de escenarios y puestos como en años anteriores. Uno de los puntos fuertes del festival es el hecho de que todavía no esté masificado. Puedes pedir comida y bebida sin apenas esperar, desplazarte de un lado a otro sin caer en apelotonamientos de personas y, lo más importante, disfrutar de los conciertos con tranquilidad y de la forma que quieras, bien desde la distancia o en el pit, no hay problema para desplazarte entre los asistentes y llegar al lugar desde donde más te apetezca disfrutar de las actuaciones. Mención especial a los baños que, una vez más, mantuvieron impolutos durante todo el transcurso del evento.

Tampoco podemos olvidar el camping gratuito, ubicado bajo una inmensa arboleda, a años luz de los tediosos descampados a los que nos tienen acostumbrados la mayoría de grandes festivales. Además, la playa y el pueblo se encuentran al lado, tanto con duchas, bares como supermercados, lo cual abre un amplio abanico de posibilidades para que los asistentes a Viveiro puedan disfrutar de las mañanas como les plazca. Muchas personas se decantaron por las ventajas del Resucamp, aunque los que nos instalamos en la acampada gratuita también gozamos a lo grande; mención especial al ambiente de camaradería que existió entre componentes de bandas y asiduos a los conciertos de estilos dispares de la escena guipuzcoana.

JUEVES, 16

Dimos el pistoletazo de salida en el Chaos Stage con los madrileños JARDIN DE LA CROIX, que mostraron su gran talento mediante espléndidos pasajes instrumentales en los que primaban las melodías y ritmos progresivos. Desgraciadamente, el sonido no estuvo a la altura de su propuesta y tanto el excesivo volumen de bombo como la poca claridad de las guitarras empañaron su brillante actuación. A pesar de todo, el público reconoció su buen hacer y ovacionó repetidamente al final de canciones como “Topsy’s Revenge” o “Colorado Springs”.

Los belgas OATHBREAKER fueron una de las mayores sorpresas del festival. Su mezcla de oscuras ambientaciones de black metal con enérgicos ritmos de hardcore dio paso a uno de los conciertos más originales de todo el fin de semana que, acompañado por un poderoso sonido que convergía acertadamente las sendas distorsiones de guitarra y bajo, hizo gozar a todos los allí presentes. Los primeros pogos no tardaron en desatarse en las filas delanteras y, a medida que el show seguía su curso con bombazos como “As I Look Into the Abyss” o “Condor Tongue”, aumentaron la intensidad continuadamente. La originalidad quedó plasmada en la propia actitud de la banda, que lejos de utilizar la figura de vocalista femenina para aumentar el atractivo visual como suelen hacer otras muchas, se valieron de ello para remarcar su aura de oscuridad.

SOULFLY es uno de esos grupos que, cada vez que vemos, nos dan más razones para reafirmarnos en argumentos pesimistas. No por la propia banda, ya que los músicos que la respaldan cumplieron con su labor dignamente, sino por Max Cavalera, que una vez más, mostró no tener solución. Aunque esta vez, afortunadamente, el material de Sepultura no cobró tanto protagonismo como en anteriores ocasiones y nos hizo recordar que Soulfly lleva ya en activo más de veinte años, el archiconocido frontman dio muestras de agotamiento y decadencia mediante interpretaciones pésimas en el apartado vocal y, sobre todo, en el instrumental.

Todo lo contrario ocurrió con SUICIDE SILENCE, que salieron a por todas desde el primer segundo con las aplastantes “Unanswered” y “No Pity for a Coward”. La banda al completo saltó a las tablas con una actitud muy enérgica y esto se contagió instantáneamente entre el público, que no paró de saltar y moshear de las formas más salvajes posibles. Gran parte del éxito podría atribuirse a su nuevo vocalista, Hernán Hermida que, además de mostrar su poderío vocal, supo conducir el show de forma cercana, dirigiéndose al personal en castellano y protagonizando momentos desternillantes con los Resukids, que se encontraban observando el show en la esquina del escenario. El sonido también les acompañó durante toda la actuación, lo cual sirvió para que la audiencia enloqueciera al ritmo de “Wake Up”, “Slaves to Substance” o la final “You Only Live Once”, con la cual se despidieron por todo lo alto tras recordar al fallecido Mitch Lucker.

Sacrificamos el concierto de Refused para cenar y reponer fuerzas, aunque llegamos a tiempo para presenciar el recital de DECAPITATED, que fueron otros de los grandes triunfadores del día. Desde la inicial “Exiled in Flesh” gozaron de un sonido impecable, los instrumentos se entendieron con total nitidez, y su exquisitez técnica y absoluta precisión ejecutiva sumergió a todos los allí presentes en la tónica robótica del concierto. El gran juego de luces acompañó a la perfección los martilleantes ritmos de cortes como “Carnival is Forever”, “Post(?) Organic” y “Nest”, entre las cuales sorprendió la ausencia de uno de sus temas recientes más inspirados, “Homo Sum”. Aun así, las que más se echaron en falta fueron las canciones de sus primeros tres discos, de los cuales solo sonó la taladradora “Spheres of Madness” para cerrar el concierto. Seguro que gran parte del público se alegría si no dejaran tan de lado su excepcional pasado.

Uno de los mayores atractivos de la décima edición del festival era la actuación de BLACK LABEL SOCIETY. El quinteto liderado por Zakk Wylde irrumpió con todas sus fuerzas en el Main Stage, gran sonido y gran puesta en escena. El repertorio fue acertado, combinando clásicos eternos como “Funeral Bell” o “Suicide Messiah” con las más recientes “Bleed For Me”, “My Dying Time” y “Damn the Flood”, aunque tras este tema llegó el momento que echó por la borda todo el entusiasmo generado. Cuando el maestro de las seis cuerdas reivindicó su protagonismo mediante un interminable solo de guitarra, el personal se vino abajo. A pesar de todo, Wylde cumplió con creces en el apartado vocal, la interpretación de la banda en conjunto fue muy sólida y tras deleitarnos con “Godspeed Hellbound”, que para lamento de un servidor fue la única pieza presente de su anterior y genial trabajo “Order of the Black”, se despidieron por todo lo alto con las emblemáticas “Concrete Jungle” y “Stillborn”.

Cambiando completamente de registro, nos dirigimos al Ritual Stage para disfrutar del gamberrismo de GAMA BOMB. Los thrashers irlandeses se presentaron ante la audiencia deseosos de dar rienda suelta al metal y a la cerveza a partes iguales. Aunque no actuaron ante una carpa a rebosar debido a que el concierto coincidía con los legendarios Cannibal Corpse, desataron los pits en las primeras filas al ritmo de las frenéticas “Slam Anthem”, “The Wrong Stuff” o “Smoke the Blow With Willem Dafoe”. Su propuesta se caracteriza por la brevedad de sus canciones, debido a lo cual ofrecieron un set extenso y variado, repasando sus cuatro trabajos hasta la fecha, entre chistes y llamamientos al público a moshear y emborracharse. “Mussolini Mosh”, “We Respect You” y “Terrorscope” fueron otras de las piezas más celebradas, antes de que dieran el cierre con “Bullet Belt” y “Zombie Brew”. Aunque con un público más afluente el concierto hubiera adquirido una sensación de mayor éxtasis, los circle pits y el buen ambiente fueron constantes de principio a fin.

El concierto de BERRI TXARRAK se antojaba como otro de los más especiales del fin de semana. La banda estaba de aniversario, al igual que el festival, y mostró su agradecimiento en repetidas ocasiones tanto a los organizadores como a todos los allí presentes. El repertorio fue equilibrado, comenzando a todo trapo con “Alegia”, muestra de su capacidad de adaptación dependiendo del contexto de cada cita, y dando seguida a la adrenalina mediante la combinación de nuevo material con clásicos como “Denak Ez Du Balio”, “Betiko Leloaren Betiko Leloa” o “Bueltatzen”. Optaron por el recurso del medley con los riffs más reconocibles de varias canciones al disponer de un repertorio más limitado que el habitual, tras el cual realizaron la embestida final mediante “Etsia”, “Ikasten” y “Oihu”. La actuación de los vascos conectó plenamente con el público, que vibró con cada una de las canciones y no paró de saltar y reconocer el mérito del grupo mediante sonoras ovaciones hasta la conclusión del show. La energía y pasión que desataron entre un público mayoritariamente no euskaldun es buena muestra de que la música es un lenguaje universal.

VIERNES, 17

La segunda jornada del festival arrancó del mismo modo que concluyó la primera, en euskara, en este caso con los zarauztarras ANESTESIA. Para cuando llegamos al recinto ya se encontraban atronando al ritmo de “Kontraesanak”, ante una audiencia no excesivamente afluente aunque sumergida en un ambiente muy cercano y efusivo, la conexión entre banda y público fluyó y ambas partes disfrutaron durante los escasos 35 minutos que duró la actuación. Gozaron de un sonido enérgico y equilibrado, contagiaron su actitud apasionada provocando varios pits en las filas delanteras y bombazos como “Zaborra Gara”, “Epaia” y “Gatibutasunean” hicieron las delicias de los allí presentes. Corto pero intenso.

El thrash metal en sus diferentes vertientes iba a estar muy presente durante el segundo día y buena muestra de ello fue el hecho de que seguidamente pasáramos al Main Stage para observar la descarga de IRON REAGAN. La banda liderada por el carismático vocalista de Municipal Waste, Tony Foresta, se tomó el concierto con mucho humor, tocando canciones extremadamente cortas y veloces que desataron circle pits constantes y una inmensa polvareda. Desde las letras de cortes como “Government Surveillance”, “Spoiled Identity” o “Four More Years” hasta el telón con la cara de Ronald Reagan, la línea sociopolítica que reivindican sus canciones quedó muy marcada, aunque su propuesta se diferenció sobre todo por la actitud de jolgorio que transmitieron a los asistentes.

El concierto de KADAVAR fue como un soplo de aire fresco en un festival dedicado mayoritariamente a los sonidos más extremos del metal y el hardcore. La nitidez de cada instrumento desde las iniciales “Lord of the Sky” y “Doomsday Machine” hizo que los congregados frente al escenario principal disfrutaran inmensamente con el inspirado y orgánico rock psicodélico de los alemanes. Cabe resaltar que el trío berlinés bebe más de bandas como Led Zeppelin o Black Sabbath que del rock más convencional y que, en ese sentido, el festival ha explorado nuevos horizontes manteniéndose fiel a su filosofía. Se despidieron con “Come Back Life” y dejaron a los espectadores con un gran sabor de boca.

La fiesta thrash volvió a primera plana con D.R.I. Los americanos inspiraron al público desde el primer instante con su inmenso ímpetu, que contagiaron con mucha facilidad al ritmo de las desenfrenadas “Who Am I”, “Suit and Tie Guy” o “Acid Rain”. Fieles defensores del sonido tradicional, desarrollaron su actuación sin prisas y en un registro bromista, al igual que lo hicieron Gama Bomb y Iron Reagan anteriormente. De alguna forma, podría decirse que los de Texas han apadrinado a estas dos y un gran número de otras bandas con su distintivo estilo que siguen propugnando incluso tras treinta años de intensa trayectoria. Ante todo, mostraron una gran profesionalidad. El jolgorio aumentaba a medida que avanzaban los temas y adquirió su punto álgido en la parte final, con joyas como “Beneath the Wheel”, “Abduction” y “The Five Year Plan” que generaron varios de los circle pits más salvajes presenciados en el Chaos Stage durante todo el festival. Uno de esos conciertos que funcionaría de maravilla si el festival decidiera incluir un escenario sin vallas de seguridad para que el público practicara el stage diving a placer.

Seguidamente MOTÖRHEAD hacían acto de presencia en el escenario principal. El trío liderado por el legendario Lemmy Kilmister ofreció un concierto correcto, sin la garra que desprendían años atrás, aunque manteniendo el tipo en todo momento, algo que hay que apreciar cuando hablamos de una banda que carga a sus espaldas con nada más y nada menos que cuatro décadas de grabación y giras constantes. Phil Campbell y Mikkey Dee demostraron con su talento la razón por la cual llevan tantos años al lado del ilustre bajista y, aunque perlas como “Metropolis”, “The Chase Is Better Than the Catch” o “Going to Brazil” no sonaron con la intensidad que nos gustaría, fueron ejecutadas con certeza. Resulta incomprensible como un sector de los asistentes al festival tachó la presencia de los de Birmingham en el cartel como una decisión del festival para acercarse a bandas más convencionales, cuando el trío liderado por Lemmy ha sido uno de los grupos más determinantes a la hora de combinar el blues y el punk, algo fundamental para establecer las raíces y entender las diversas vertientes de hardcore surgidas a posteriori. Las gloriosas “Ace of Spades” y “Overkill” nos recordaron por qué, aunque la banda se acerque cada vez más a su fin, sus canciones pervivirán eternamente.

El concierto de NUCLEAR ASSAULT poco tuvo que ver con el que ofrecieron un mes antes en Hellfest. A diferencia de su actuación en tierras francesas, esta vez pudieron actuar de noche y la jugada les salió redonda, el público era mucho más abundante y entregado y los pits no pararon de sucederse mediante clásicos como “Critical Mass”, “Game Over” y “Butt Fuck”. La conexión entre banda y público fue intensa y remarcaron su vena más crossover en la segunda parte de la actuación, ofreciendo perlas extremadamente veloces como “My America”, “Hang the Pope” o “Trail of Tears”, que hicieron las delicias de jóvenes y veteranos. El show funcionó y la sensación final fue positiva.

Seguidamente era el turno de CHILDREN OF BODOM, cuya actuación estuvo marcada por el retraso de veinte minutos con el que se presentaron sobre las tablas. No obstante, desde el arranque con “Are You Dead Yet?” y “Sixpounder” hicieron gozar a los allí presentes con un set repleto de clásicos, entre los cuales se merecen mención especial las gloriosas “Silent Night, Bodom Night” y “Downfall”. La banda se mostró motivada, con mayor energía y movilidad sobre el escenario que en giras recientes, y realizó una actuación impoluta, sin fisuras. El punto negativo fue el sonido, que no les acompañó durante gran parte de la actuación; las guitarras deberían haber atronado con mayor potencia. Del mismo modo, cabe resaltar el hecho de que basaran su set en el material más añejo, lo cual, a pesar de ser motivo de disfrute para la gran mayoría de los allí congregados, también es una clara muestra del fracaso de sus trabajos más recientes. Esperamos que en el próximo álbum retomen la senda más enérgica y salvaje que han recuperado en directo.

Y para finalizar el día, qué mejor que TERROR en el Ritual Stage. Llegamos a mitad de concierto, en pleno “You’re Caught”, momento para el cual el grupo ya había convertido la carpa en una olla a presión. Bombazos como “Always the Hard Way” y “Live by the Code” hicieron enloquecer a sus enfervorizados seguidores, la comunión entre banda y público fue absoluta. Los americanos se merecieron todas y cada una de las ovaciones que recibieron aquella noche, aún más teniendo en cuenta lo bien que han encarrilado la ausencia de su frontman Scott Vogel para la actual gira; mientras que en el Hellfest ofrecieron un show intenso pero de apenas media hora, esta vez extendieron su set a una hora completa y funcionaron cual máquina engrasada. El karate y los pits salvajes se sucedieron uno tras otro hasta el apoteósico final con “Keepers of the Faith”. A pesar de las adversidades, volvieron a demostrar que son una de las bandas de hardcore más en forma de la actualidad.

SÁBADO, 18

A pesar de sentir el cansancio acumulado en nuestros cuerpos, arrancamos el último día del festival desde primera hora con los portugueses BORDERLANDS, una de las tres bandas ganadoras del Band Contest. Al ser su concierto a una hora tan tempranera, actuaron ante una audiencia reducida, muy pocas personas se encontraban frente al escenario, aunque la banda dio la talla y realizó un concierto soberbio. Gozaron de un gran sonido y mostraron que tienen mucho que decir con su empastado metalcore de poderosos breakdowns y enérgica puesta en escena.

Los alemanes DER WEG EINER FREIHEIT fueron los siguientes en tomar el Chaos Stage. El cuarteto germano dio un recital de black metal técnico y emotivo, pero ni el sonido ni la luz de mediodía ayudaron a su tenebrosa propuesta. Demostraron que el género popularizado por la quema de iglesias y las letras satánicas va mucho más allá de la espectacularidad escénica e, incluso a día de hoy, ofrece posibilidades creativas innovadoras. El excesivo estruendo de las guitarras restó claridad a las partes más épicas de joyas como “Lichtmensch” o “Der stille Fluss”, aunque experimentaron una relativa mejora al final con la profundamente emotiva “Zeichen”, donde las ambientaciones y melodías desoladoras adquirieron mayor vigor. Hubieran funcionado mucho mejor en la carpa.

En ese mismo lugar, los franceses FORUS se encontraban repartiendo cera al ritmo de su frenético hardcore. La capacidad técnica de la banda al conjunto es incuestionable, sus riffs y pasajes libres de toda atadura desprenden inspiración y frescura por los cuatro costados, aunque el hecho de llevar a cabo una propuesta tan compleja también tiene sus inconvenientes, especialmente en conciertos de festival. La propuesta del quinteto se vio eclipsada por el mal sonido, el hecho de que varios de los pasajes más complejos de guitarra fueran inaudibles generó impotencia entre sus seguidores e impasibilidad entre los que los conocían allí mismo, al no poder apreciar con claridad todo su despliegue creativo. En todo caso, recibieron unos aplausos más que merecidos. Una pena haber perdido su actuación cuando se pasaron en abril por Mogambo.

El mal sonido siguió siendo el principal protagonista de la última jornada, y tuvo a MONUMENTS como sus siguientes víctimas. El poderío en las guitarras se echó en falta desde el inicio con “I, The Creator”, lo cual resulta aún más frustrante al tratarse de una banda en la cual priman los ritmos progresivos, y la limitación vocal del recientemente operado Chris Barretto tampoco ayudó a cubrir dichas carencias. Podría decirse que fue uno de los conciertos más decepcionantes del festival, no porque lo hicieran mal, sino porque adversidades ajenas a la banda imposibilitaron que pudiéramos disfrutar plenamente del talento y la genialidad de sus brillantes composiciones.

Ante semejante seguida de conciertos decepcionantes, era necesario una recarga de energía y adrenalina, exactamente lo que IN MUTE ofrecieron a los congregados frente al Chaos Stage. Se notaba la gran expectación antes incluso de que los valencianos hiciera acto de presencia sobre las tablas. Salieron a por todas y sonaron con gran contundencia, con una batería que atronaba por encima del resto pero que no tardó en encajar en el conjunto, que embestía con certeza y fluidez. Mediante un show muy engrasado, estudiado al detalle pero completamente apasionado, demostraron la razón por la cual fueron los ganadores del Wacken Metal Battle de 2014 y por qué este verano están presentes en dos de los festivales más significativos de la península. El ambiente fue genial de principio a fin, la banda estuvo arropada por amigos y seguidores, incluso crearon un concurrido wall of death en “Out of Control” del cual fue participe un servidor. El final con la épica “Waiting” nos dejó con un gran sabor de boca; esperamos que sigan haciendo las cosas tan bien como hasta ahora y su música se abra cada vez a nuevos y diversos horizontes.

CARNIFEX fue otra de las bandas que mayor sensación causó en el último día del festival. Su abrumadora intensidad provocó la creación instantánea de grandes circle pits desde el inicio con “Slit Wrist Savior”, impulsada por un sonido apabullante y un Scott Lewis en plena forma vocal, que no paraba de arengar al público y aumentar el entusiasmo hacia la brutalidad sónica que ofrecieron de forma despiadada. Las incendiarias “Dark Days” y “Die Without Hope” no hicieron más que acentuar la intensidad de la actuación y de los pits, aunque el punto álgido llegó con la final “Hell Chose Me”, coreada por todos sus seguidores al unísono. Un concierto más extenso hubiera sido bienvenido, aunque de un modo la banda acertó a la hora de abreviar e intensificar su propuesta; dejaron al personal con excelentes vibraciones y ganas de más.

Aparcamos los sonidos más intensos por un momento para presenciar la genialidad instrumental de SYBERIA. El cuarteto barcelonés nos transportó a los paisajes más recónditos de la naturaleza mediante sus canciones de inmenso poderío ambiental, evocadoras de sensaciones tanto desoladoras como purificadoras. Sus excelentes interpretaciones se vieron recompensadas por un buen sonido, claro y equilibrado; se agradeció que todos y cada uno de los instrumentos se escucharan debidamente. Fue una pena que no hubiera más gente presenciando su actuación, aunque los allí congregados gozaron de lo lindo y reconocieron mediante grandes ovaciones su buen hacer. Además de las canciones de su disco debut “Drawing a Future”, interpretaron temas del nuevo trabajo que esperamos con ansias.

NE OBLIVISCARIS era otro de los grupos que, en un registro más extremo y metálico, prometía hacer disfrutar a los amantes de los sonidos atmosféricos y progresivos. No obstante, su concierto estuvo condicionado por varios factores; por un lado, se vieron forzados a actuar sin bajista debido a la pérdida del instrumento en el avión que los transportaba hacia el festival, lo cual supuso una inmensa pérdida para la banda, que brilla precisamente por la suma inspirada de las diversas piezas de su engranaje, más que por la vistosidad de virtuosismos individuales. A esto hay que sumarle el mejorable sonido, que no estuvo a la altura de las circunstancias; una pena que no lograra reflejar completamente la excelencia del conjunto australiano, algo que hubieran alcanzado con mayor probabilidad en el caso de haber actuado en la carpa. A pesar de todo, fue imposible no disfrutar de su brillantez interpretativa, llevada a un nivel supremo en “And Plague Flowers the Kaleidoscope”, donde las voces limpias y el violín de Tim Charles sonaron a gloria absoluta.

Volviendo al metal más directo, HEAVEN SHALL BURN se presentaban en el escenario principal para desatar el caos como solo ellos saben hacer. Aunque en el cartel estuvieran unos escalones por debajo de los platos fuertes, los germanos eran uno de los mayores reclamos del festival, algo que quedó en evidencia con su poder de convocatoria e inmensa presencia escénica. Ofrecieron un set plagado de grandes canciones como “Counterweight”, “Hunters Will Be Hunted” o “Voice of the Voiceless”, aunque el fuerte viento enmarañó el sonido, resultando las melodías de  guitarra las principales perjudicadas, además del bajo, que estuvo ausente prácticamente durante todo el concierto. Sus acertadas interpretaciones y, sobre todo, la enérgica actitud que transmitieron a gran parte del público les valió para levantar el vuelo y asaltar la torre de sonido mediante un espectacular circle pit. El final con “Endzeit”, “The Disease” y “Like Gods Among Mortals” quedará en el recuerdo como uno de los más apoteósicos en la historia reciente del festival.

Los cuerpos acusaban el cansancio de forma cada vez más evidente, por lo que decidimos cenar y descansar hasta que llegara el turno de DARK FUNERAL. La mítica banda sueca hizo acto de presencia con la caída la noche, momento inmejorable para sumergirnos en sus perturbadoras ambientaciones y ritmos de batería taladradores. No obstante, y para nuestro disgusto, no llegaron a sonar con la debida claridad en ningún momento. Es verdad que su black metal se caracteriza principalmente por el hecho de transmitir esa sensación desoladora y depresiva, aunque el estruendo de las guitarras y la insuficiente nitidez de la batería sirvió para evidenciar su destreza a las baquetas, pero no para triunfar debidamente en conjunto. Experimentaron una mejora significativa en la parte final con “Hail Murder” y “My Funeral”, con las devastadoras melodías alcanzando su mayor potencial, aunque el concierto se quedó a medio camino. De algún modo, fueron el aperitivo para el plato maestro que estaba al caer.

Qué decir sobre KORN. Ver a una de las bandas que hace veinte años fue partícipe de la creación de un estilo tan influyente, hasta el punto de redirigir el metal en su totalidad, no es una oportunidad que se tiene todos los días y menos interpretando su disco debut al completo. La sensación de estar ante un evento especial se palpaba en el ambiente desde las primeras notas de “Blind”, con las cuales el público de las filas delanteras explotó de furor y comenzó a saltar y bailar como si no hubiera mañana. Los gritos de júbilo se extendieron hasta las partes más lejanas del escenario, buena muestra de la inmensidad que adquirió la actuación del quinteto liderado por Jonathan Davis.  La banda se mostró poco comunicativa, optó por primar la música a la cháchara y completaron un concierto muy inspirado, con los característicos cantos de Davis que se aproximan al hip hop y el crujiente bajo como elementos marca de la casa. Sin ánimos de grandilocuencia, llevaron a cabo una actuación a la altura del rol que cumplían en el cartel. Además, y como era de esperar, hicieron hueco en el set a otros grandes clásicos como “Falling Away from Me”, “Here to Stay” y “Freak on a Leash” tras la interpretación completa de su disco debut, grandes temas que pusieron la piel de gallina a más de uno. Gran triunfo, tanto para la banda como para el festival.

La sensación de euforia se extendió con los fuegos artificiales, que servían para celebrar el décimo aniversario del evento, aunque pronto volvimos a descender a las profundidades del infierno con la música de BEHEMOTH. A diferencia de Dark Funeral, los polacos dispusieron de un sonido excepcional desde el arranque con “Blow Your Trumpets Gabriel” y “Ora Pro Nobis Lucifer”. En gran parte por la impecable ejecución de cada uno de los músicos, todos los instrumentos podían distinguirse con absoluta claridad, algo de agradecer al tratarse de una banda de black metal con atmósferas y ambientaciones épicas tan marcadas, que frecuentemente pierden presencia a causa de los blast beats y demás ritmos extremos de batería. El juego de luces fue otro de los aspectos a resaltar; pudimos ver a Nergal y compañía el año pasado en Hellfest, aunque a plena luz del día, y la tenebrosidad nocturna, combinada con la majestuosa iluminación provocó que la oscuridad se nos adentrara hasta las entrañas. El repertorio fue equilibrado; desde “Conquer All” y “Decade of Therion” hasta “Ov Fire and Void” y “At the Left Hand ov God”, rescataron las canciones más poderosas de su dilatada trayectoria y pusieron el broche final con la apoteósica “O Father O Satan O Sun!” que, además de ser un corte soberbio, sirvió para redondear el evocador espectáculo con la banda enmascarada al completo, desapareciendo entre las tinieblas.

Los que aún conservaban energías volvieron al escenario principal para presenciar los poderosos ritmos de Fear Factory aunque, totalmente agotados y con el presentimiento de no poder concluir el festival de mejor forma, pusimos punto y final a la experiencia de este año. Fue un placer acudir por tercer año consecutivo a un festival que, a la vez que se mantiene cercano en todos los aspectos y extremo en el sentido musical, sigue creciendo a pasos agigantados.¡Hasta el año que viene!

Texto: Mikel Yarza

Fotos: Unai Endemaño (FACEBOOK)

RESURRECTION FEST

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