WACKEN 2012. Crónica

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CRONICA WACKEN 2012

Tras haber conseguido las entradas realmente sobre la bocina, poco antes de que la organización anunciara el Sold Out, esta vez a finales de noviembre, fecha record en la historia del festival, y todo un año de espera, llegó agosto y de su mano la hora de acudir a Wacken Open Air, el mayor festival de metal a nivel mundial por excelencia. Acudía por segundo año consecutivo, y esta vez la cosa no podía empezar mejor. En vez de hacer todo el recorrido de trenes, buses… que nos marcamos el año pasado, decidimos coger un taxi para llegar antes y comenzar con la fiesta, la cual empezó antes de lo previsto cuando conocimos a dos suizos con los que compartimos transporte, impresiones musicales, muchas cervezas y un exquisito whisky escocés que dejó perjudicado a más de uno para el día siguiente. Pero es que llegar a la entrada del festival y encontrarte con metalheads que han venido al mismo lugar que tú por la misma razón desde tan diversas partes del planeta no tiene precio. También a diferencia de la edición pasada, esta vez decidimos viajar con un día de antelación para poder estar allí el miércoles al completo y presenciar el Metal Battle, la inigualable oportunidad para bandas de todo el mundo de concursar ante el público asistente y optar al reconocimiento mundial.

MIÉRCOLES, 1

Todavía no habíamos entrado al recinto del festival, asique recién despertados, fuimos a familiarizarnos con el mismo y con las novedades respecto al año pasado. Generalmente todos los escenarios estaban ubicados de la misma manera, exceptuando un gran cambio: este año el Wet Stage no sería una carpa individual pegada a los escenarios principales, sino que se ubicaría en el Bullhead City Tent, carpa ampliada considerablemente y que ahora acogía dos escenarios en su interior, el Wet Stage y el Headbangers Stage. Al ser mucho mayor que la del año pasado también  se podía gozar de una extensa zona de hierba para poder descansar mientras veías algún concierto, y aunque tuviera dos columnas enfrente de ambos escenarios, por lo menos no había ninguna pasarela como la de anteriores ediciones, que impedía los grandes pogos. Otra de las novedades fue la inclusión de duchas dentro de los escenarios principales, las cuales fueron muy frecuentadas por razones que explicaré posteriormente… Para el que no conozca el festival, podríamos equipararlo a un parque de atracciones, ya que todo está pensado para el fan por encima de cualquier otra cosa, por lo que en ningún momento te faltará ni comida ni bebida ni… nada. Las zonas de merchandising son también muy amplias y además existen zonas para cargar móviles, y otras mil cosas que te servirán de verdad o como simple curiosidad, pero que es mejor que veas con tus propios ojos, porque realmente, merece la pena acudir a Wacken por lo menos una vez en la vida. Tras dar una breve vuelta por la zona de merchandising y localizar las tiendas interesantes a las que volveríamos más de una vez a lo largo del evento, nos dirigimos al Bullhead City Tent, para presenciar alguna de las bandas de Metal Battle que estaría actuando en aquel momento. Casualmente, llegamos cuando actuaba la excepción, la única banda que a horas tempraneras no era concursante y calentó el ambiente con versiones míticas como “Detroit Rock City” de Kiss, “Into The Pit” de Testament o “Eraser” de Hypocrisy. Tras ver esto y con el excelente tiempo que hacía, decidimos que había que aprovechar e ir a la piscina del festival, ya que la previsión para los siguientes días no era muy esperanzadora. Apartada del centro del pueblo, en un ambiente tranquilo, la piscina es el lugar ideal para relajarte. Con esto renunciamos a ver muchas bandas del Metal Battle, y fuimos con la esperanza de ver a BLAAS OF GLORY, los cuales se suponían que actuaban en la piscina a las tres del mediodía, aunque allí no apareció nadie. Una pena porque esta banda es una charanga que interpreta las canciones más sonadas del metal y hubiera sido todo un espectáculo presenciarlos desde la piscina. Aun así, no faltó la fiesta, y los bañistas creamos de la nada varios wall of death y circle pits en el agua, lo cual fue realmente divertido. Tras tomar la dura decisión de abandonar la piscina, ya que aquello era como una especie de paraíso en el que uno se quedaría todo el día tumbado en la hierba o en el agua, comencé mi frustrada búsqueda de la zona de acreditaciones, la cual no logré encontrar ni con las indicaciones de unos cuantos organizadores que andaban repartidos por la zona de las piscinas, los supermercados… por lo que tuve que abortar mi misión y volver al recinto a ver por fin a las bandas concursantes.

Hamferð fue el primer grupo que presencié. Venidos desde las Islas Feroe, practicaron un doom hipnótico, sonaron perfectos y aunque personalmente llegaron a aburrirme porque en aquel momento mi cuerpo pedía algo más de adrenalina, supieron realizar su show y se alzaron como campeones de la batalla de bandas. Para adrenalina y energía la que nos transmitieron los mexicanos Rain Shatter, que salieron a comerse el escenario desde el primer acorde, sin parar de saltar y moverse en todo el concierto, al igual que su entregado público, el mosh y la locura colectiva fueron cosa de segundos. La banda acertó en la combinación de la máxima brutalidad con otras partes más melódicas en las que el cantante se ponía a las teclas y se metieron al público de lleno en el bolsillo. También nos quedamos a ver el comienzo de los hindús Zygnema, pero su estilo excesivamente rítmico nos aburrió, por lo que decidimos volver al Wackinger Village para cenar y cervecear un buen rato. El Wackinger es la zona más vistosa de todo el festival, donde se realizan espectáculos de todo tipo, desde batallas de guerreros medievales hasta conciertos dentro de una barra que tiene forma de barco vikingo. Los puestos de comida de esta zona son además diferentes al resto y se centran en productos artesanales, y las extensas mesas donde la gran mayoría de los asistentes se sienta al menos una vez en todo el festival para beber y pasar un buen rato son ya legendarias. Pero el tiempo pasa volando, y casi sin darnos cuenta nos estábamos perdiendo nuevamente a unas cuantas bandas de la batalla, por lo que volvimos a la carpa para acudir al que sería el último concierto del día. Los irlandeses Warpath nos golpearon en toda la cara desde el inicio con su brutal death metal, ya habían comenzado para cuando llegamos y pudimos presenciar a la banda dejándose la piel sobre las tablas, con la atronadora presencia de su fornido vocalista, que invocaba a moshear al público, aunque para entonces el Wet Stage ya se había convertido en un territorio excesivamente fangoso por el que prácticamente ni se podía caminar. Afortunadamente, esto no nos impidió gozar del ejercicio de brutalidad de la banda, que a gusto personal, fue la mejor de las que vi del Metal Battle.

JUEVES, 2

Y por fin llegó el jueves, día que oficialmente daba comienzo el festival, el tan llamado “A Night To Remember”, aunque personalmente discrepo en que esta edición hiciera justicia a su nombre viendo las bandas que actuarían en la velada, y más aún comparándolas con anteriores ediciones, aunque vayamos al grano. La jornada matinal estuvo exenta de toda música ya que la empleé para reunirme con otro servidor y acudir por fin a la zona de las acreditaciones, cómo no, después de perdernos en el camino y dar unas cuantas vueltas de más debido a la escasa señalización para llegar a dicha ubicación. Para cuando obtuvimos nuestros pases y volvimos al recinto ya era hora de almorzar, por lo que el primer concierto que presencié ese día no llegó hasta las tres de la tarde en el Wet Stage de la mano de los japoneses “Hone Your Sense”, grupo de death metal con toques de metalcore que podía presumir de una imponente base rítmica gracias al excelente trabajo de su baterista. Buena puesta en escena y buena respuesta del público. Seguidamente actuaron “The Falling” desde China, los cuales ahondaron en los ritmos de metalcore y los frecuentes breakdowns que respaldaban casi todas las canciones. Aunque salieron a tope, no encandilaron igual que los japoneses y con la banda terminando su set me dirigí a los escenarios principales para conocer la zona de prensa poco antes de que Sepultura comenzara con su show. Por razones que contaré más adelante, esa fue la única vez que pisé la zona de prensa en todo el fin de semana, lugar acomodado para las personas de todo el mundo que vienen a cubrir el evento y que disponen de zonas para cargar el móvil, Internet, duchas de cabina individual (y calientes) y baños sin tener que esperar las largas colas que se producían en los del resto del recinto. Si a esto le añadimos que por allí solían pasarse prácticamente todos los artistas que actuaban en el festival (cuando entré Saxon estaban dando la rueda prensa previa a su asalto al escenario) parecía ser una zona a frecuentar en repetidas ocasiones, aunque preferí presenciar el máximo de actuaciones posibles.

SEPULTURA fue la única banda de la edición anterior que repitió, aunque esta vez su show sería diferente por la inclusión en escena de Les Tambours Du Bronx, grupo de percusión de 17 personas que marcó el set de la banda, enfocándolo exclusivamente a su etapa más tribal, del “Chaos A.D.” hacia adelante. Los percusionistas hicieron una breve intro sin la banda, y cuando el cuarteto salió al frente abrieron fuego con “Refuse Resist”, que provocó los primeros pogos, aunque generalmente el ritmo y el estilo del concierto no fueron para tal. Interpretaron canciones muy recientes de la banda, que cuadraban realmente bien con la actuación conjunta del grupo de percusión, de los cuales también interpretaron unos temas originales, además de tirar de clásicos como “Territory” o “Roots Bloody Roots” para cerrar la actuación. Es cuestión de gustos, pero personalmente prefiero su etapa old school y el concierto llegó a aburrirme, no estuvo a la altura de la descarga que realizaron el año pasado.

Después de la cena, nos dirigimos al Wet Stage, donde los taiwaneses CHTHONIC llevaban actuando ya un buen rato ante un público muy metido en el concierto. La banda se basó en su death melódico con toques sinfónicos (las teclas y un particular violín ejecutado por el cantante) obteniendo una más que interesante propuesta. No les conocía pero en el poco tiempo que les vi me convencieron totalmente.

Y vuelta a los escenarios principales para ver a otra de las bandas “gordas”. Aunque todavía ibamos en camino, SAXON  ya atronaba el Black Stage con “Hammer Of The Gods” que seguida de “Power And The Glory”, “Never Surrender” o “Dogs Of War” puso a todo el público a cantar. Los británicos son perros viejos, y conocen de sobra su mejor fórmula para los directos, por lo que fueron a piñón fijo, lineales y sin desviarse, cántico tras cántico por lo que después de escuchar “Crusader”, “Rock The Nations” y “Wheels Of Steel”, decidimos finalizar el concierto por nuestra parte y volver a la gran carpa para presenciar el final de la actuación de UNEARTH. No pude ver más que dos canciones, aunque fueron suficientes para poder afirmar que su metalcore fue lo que más contundente sonó en todo el jueves, realmente apoteósico.

No tenía ninguna intención de ver a VOLBEAT, aunque me convencieron para ir a ver un par de temas, los cuales fueron más que suficientes para reafirmarme y volver al camping a descansar. Sinceramente, no logro entender como una banda así puede encabezar el mayor festival de metal del mundo, es verdad que al final el nivel de popularidad y éxito va en acorde a tus ventas, pero musicalmente no llegan ni a la suela del zapato de muchos grupos con los que compartían cartel… Lamentable.

VIERNES, 3

En cuanto a la música se refiere, el viernes prometía mucho más de lo vivido hasta ahora, por lo que nuestra aventura comenzó a horas tempranas. Tras echar un vistazo a Endstille en el Black Stage, a los cuales no aguantamos casi ni un tema por el pésimo sonido, fuimos ansiosos al Wet Stage para ver a una de las bandas que más ganas tenía de presenciar de todo el festival. El momento en que WARBRINGER salió a escena me impactó bastante, ya que ni Andy Laux ni el supuestamente nuevo guitarrista se encontraban allí, siendo su puesto cubierto por el bajista de Suicidal Angels, realmente extraño, ya que ni la banda misma ha informado en ningún lado de estos cambios ni las razones. Aun así, los chicos de California tienen bajo el brazo un pedazo tercer álbum con el que han conseguido dar el salto definitivo y que con el tiempo será visto como uno de los trabajos que marcó el devenir de la banda, aunque es probable que todavía no haya alcanzado la popularidad de sus temas clásicos, por lo que solamente la inicial “Living Weapon” y “Wake Up Destroy” fueron las que sonaron de “Worlds Torn Asunder”. El público estaba con muchas ganas de moshear, y comandadas por su excelente frontman John Kevill, “Shoot To Kill”, “Living In A Whirlwind”, “Total War” o “Severed Reality” fueron un ataque brutal de thrash a la vieja usanza. Como siempre “Combat Shock” cerró el concierto, el cual se hizo muy corto y nos dejó a todos con la miel en los labios.

Aunque habíamos presenciado un único concierto, llegaba la hora de comer y descansar, ya que cuando comenzara con el resto de shows previstos para aquel día eso iba a ser un no parar. THE BLACK DAHLIA MURDER era nuestra próxima gran cita, aunque acudimos con antelación a la carpa y pudimos ver el final del concierto de Darkest Hour, que al igual que lo hizo Unearth la noche pasada, ofrecieron un concierto perfectamente sonorizado y brutalmente exquisito. Después de esta grata sorpresa, por fin, Trevor y compañía saltaron a escena y en cuestión de segundos pusieron el Headbanger Stage patas arriba. “A Shrine To Madness” fue la primera en sonar, aunque no nos dejaron ni respirar y “Moonlight Equilibrium” desató definitivamente la locura en las primeras filas. Personalmente, no conozco a la banda a fondo, y en apenas unos minutos, OVERKILL daría comienzo a su show en el Black Stage, lo cual no me quería perder por nada del mundo, por lo que estuve bastante pendiente de la hora y del exterior del recinto, el cual desgraciadamente, comenzó a tomar la forma del brutal lodazal en que se convertiría en cuestión de minutos y que dejaría perjudicado al festival para el resto del fin de semana. Por tanto, después de degustar un par de temas más del quinteto estadounidense, emprendí mi camino hacia los escenarios principales. Para cuando salí de la carpa, casi había dejado de llover, pero lo que antes era una gran extensión de hierba se había convertido ahora en barro y más barro. Uno debía hacer acrobacias y andarse con mucho ojo para no resbalar y embarrarse hasta las trancas.

Todavía estaba en camino cuando empezó a sonar “Come And Get It” de su flamante The Electric Age, y aceleré el paso para llegar lo antes posible al concierto. La entrada a los escenarios principales ya se había convertido en un lugar profundamente fangoso e inundado, en el cual debías hundir la pierna entera para avanzar en tu camino. Debido al mal tiempo, los espectadores del concierto también fueron a menos y llegar a las primeras filas no provocó problema alguno. Paradójicamente, los problemas vinieron de aquellos ubicados en las primeras filas, que mientras realizaban los habituales mosh en aquel inhóspito terreno, no pensaron en la gente que tenían alrededor y que quería disfrutar del concierto de otra manera y comenzaron a arrojar camisetas y todo tipo de objetos embarrados al aire. Yo mismo me metí en el pit, pero una cosa es meterte en el pit y otra ir a fastidiar al que está tranquilo… No obstante, esto no fue problema para gozar de la inmensa actuación que se marcaron Bobby Biltz y compañía. La banda hizo un repaso a toda su carrera, interpretando las más recientes “Bring Me The Night”, “Electric Rattlesnake” o “Ironbound” al igual que clásicos como “Rotten To The Core”, “Elimination”, “Wrecking Crew” o “In Union We Stand”. El final con “Fuck You” fue el resumen de su actitud sobre el escenario, sus canciones de hoy y ayer y la reafirmación de que son y serán siempre grandes entre los más grandes.

A la conclusión del concierto los lavabos fueron nuestro inevitable paradero, ya que estabamos repletos de barro, y aunque los pantalones y el calzado no tuvieran arreglo había que mantener un mínimo de higiene. Nuestra siguiente parada era nuevamente el Wet Stage, en el que nos esperaban los maestros del death metal DECAPITATED. Desde la trágica muerte de Vitek, suceso que además provocó la salida de la banda de varios pesos pesados, estuvieron parados un tiempo, pero han vuelto para qudarse con su atronador “Carnival Is Forever”. Aunque con Waclaw Kieltyka ahora como único miembro original y encargado de todas las guitarras, la banda no ha perdido en absoluto. Decidieron enfocar su set a temas más actuales, tocando apenas dos del Nihilty y ninguno del The Negation o de su debut Winds Of Creation. Esto, no obstante, es más que comprensible si tomamos en cuenta que la banda disponía de escasa media hora de show. Fue otro de los conciertos que nos dejó con ganas de más.

Y vuelta al escenario principal, por fin para quedarnos hasta el final de las actuaciones de ese día, y es que con el fangoso lodazal en que se había convertido aquello, daba mucha pereza estar cambiando de zona para los conciertos constantemente. Tenía dudas hasta el último momento de que banda ver, si Opeth o Coroner, los cuales coincidían y serían sendos conciertos de culto. En un principio opté por ver el comienzo de OPETH y decidir qué hacer según como iba el concierto, aunque después de la primera canción lo tuve claro y me quedé viendo la actuación entera de Mikael Akerfeldt y compañía. El espectáculo comenzó con “The Devil’s Orchard” y “I Feel The Dark” de su último disco Heritage, que nada más lejos de los escépticos que critican cualquier cosa que no sea lo viejo o “lo que hacían antes” parte la pana con increíbles riffs, brillantes melodías tanto vocales como de guitarra y, en general, un exquisito conjunto, debido al pasmoso entendimiento de músicos tan talentosos que no nos lleva a otra cosa que la excelencia. La peor noticia fue nuevamente la lluvía que no cesó en los primeros temas y que en el tiempo que atronó Wacken hizo nuevos estragos en todo el recinto. Los cortes más death metaleros llegaron en la seguna mitad del concierto, con “Heir Apparent”, “Demon Of The Fall” o “The Grand Conjuration”, que fluyeron como si estuvieramos escuchando el disco de estudio, impecables. El punto álgido llegó en el cierre con “Deliverance”, una de las canciones más míticas de la banda, que puso el broche de oro a una de las mejores actuaciones de todo el fin de semana.

El concierto que iba a ofrecer DIMMU BORGIR no era uno más, ni mucho menos. La banda se presentaba en el Black Stage con toda una orquesta de respaldo que dio un toque único a su show. Ésta introducía frecuentemente las canciones para ejecutarlas después junto a la banda, lo cual les valió para aumentar la ambientación y la energía de la actuación. Comenzaron con “Born Treacherous” y “Gateways” de su último disco Abrahadabra, que interpretaron prácticamente al completo, y es que no tocaron otra cosa hasta “Vredesbyrd” décima canción del set. “The Serpentine Offering” o “Kings Of The Carnival Creation” sonaron brutales, mención especial al baterista, que aunque no sea parte de la banda, ya que ahora Shagrath, Galder y Silenoz son los únicos miembros oficiales, me dejó boquiabierto por su extremada perfección ejecutiva. “Mourning Palace” fue el punto final a otra de las grandes y más vistosas actuaciones del festival.

Y llegó la hora del “big act” de la noche. Empezaron a sonar las primeras notas de “Cloud Connected” e IN FLAMES ya estaban en el escenario. Como era el concierto más grande de la noche, la banda dispuso de un gran juego de luces y montaje escénico, pero su actuación dejó mucho que desear. Ya iba concienciado de lo que me encontraría en términos musicales, un repertorio centrado absolutamente en su material más actual, que no me hace mucha gracia, pero asistí al concierto con las expectativas de presenciar a un grupo realizando el concierto de su vida, comiéndose el escenario y dejando al público con la sensación de haber presenciado un señor conciertazo. Quizás mi visión fuera demasiado exigente, pero la realidad es que los suecos ofrecieron un show frío, con un Anders Fridén bastante fuera de combate, tanto vocalmente como en laboles de frontman, estuvo excesivamente charlatán, como si se sintiera más cómodo así que cantando, pero es que además las palabras que tuvo para el público fueron prácticamente calcadas en todas sus intervenciones, y no paró de sacar fotos, coger cámaras… Durante las canciones también se le vio distraído y nada motivado, igual que sus compañeros de grupo, que hicieron su labor como si se tratara de su ardua tarea rutinaria. Esto empañó totalmente todo lo que tuviera que ver con la música e IN FLAMES se convirtió a título personal en la mayor decepción de todo el festival.

SABADO, 4

Y tristemente llegó el último día del festival, aunque todavía quedaban por ver muchas grandes bandas, por lo que tras hacer las compras necesarias de comida, bebida… y algunos incluso calzado, ya que aunque toda la ropa usada quedaba inevitablemente embarrada, el calzado era el que sufría las más devastadoras consecuencias, nos dirigimos al True Metal Stage para presenciar a GAMMA RAY. Es curioso ver como ha decaído el power metal en general en los últimos años, ya que Kai Hansen y compañía llevan actuando cada tres años en Wacken desde 2003, donde saltaron al tablado de noche, pero desde cuando han ido bajando de status constantemente, hasta llegar a actuar a la una del mediodía como lo hacían en esta ocasión. Aunque el sonido no fue nada bueno, dejando mucho que desear especialmente al principio del concierto cuando entraban los solos y con ellos el volumen de las guitarras aumentaba desproporcionadamente, pudimos gozar desde el inicio de himnos como “Heaven Can Wait”, “Fight” o la inesperada “Ride The Sky”. De la mano sonaron “To The Metal” o la descomunal “Rebellion In Dreamland”, para concluir con “I Want Out” y “Send Me A Sign”que pusieron a todos los allí presentes a cantar felizmente.

Seguidamente el Black Stage se preparaba para uno de los conciertos más brutales del fin de semana. Aunque con una afluencia de público muy inferior a lo habitual debido al lamentable estado de todo el recinto, NAPALM DEATH salió con todo y arrasó con su bestial grindcore. “Suffer The Children”, “Sold Short” o “When All Is Said And Done” fueron algunas de las canciones que tocaron antes de moverme al Party Stage, único escenario que todavía no había pisado y en el que actuaban a la misma hora los padres del gothic metal, PARADISE LOST. Los ingleses hace tiempo que abandonaron el género para centrarse en temas más convencionales y que no tienen nada que ver con sus discos antiguos, y dos temas fueron suficientes para abandonar aquello y ver el final del concierto de Napalm Death por la pantalla antes de ir a comer y descansar para afrontar el tramo final y más intenso de todo el fin de semana.

SIX FEET UNDER, fue mi primera elección por la tarde, con canciones como “No Warning Shot” o “Victim Of The Paranoid” que calentaron motores e incitaron a hacer headbanging sin parar en ningún momento. El concierto llevó una tónica constante hasta la llegada al final de “Hammer Smashed Face” y la versión de la mítica “T.N.T.” de AC/DC, que motivaron hasta al que veía el show de brazos cruzados, lo que nos transmitió una amarga sensación de que la banda tuvo que tirar de estos temas para dejar un buen sabor de boca entre el público.

Acabé el concierto mirando de reojo al escenario de al lado, en el que montaban el equipo de TESTAMENT, otro de los conciertos que con más ganas esperaba, y con razón al ser un show muy exclusivo, de los primeros desde la publicación oficial de su nuevo trabajo Dark Roots Of Earth. Como era de esperar, arrancaron presentando nuevo material como “Rise Up”, “Native Blood” o “True American Hate” que sonaron brutales y muy conjuntos en el repertorio, siendo alternadas con temas clásicos como “The Preacher”, “Into The Pit”, “Over The Wall” o “Practice What You Preach”. El bestial Chuck Billy, los delicados solos de Alex Skolnick o el reloj humano Gene Hoglan hicieron que el concierto fuera de diez, gozando además de un sonido impecable, y es que todo hay que decirlo, fue de las pocas actuaciones en que se pudo escuchar la caja debidamente, y es que aunque los videos colgados en Internet no muestren lo que digo, el bombo sonaba por encima de cualquier otra cosa, comiéndose a las guitarras en ocasiones y también muchos ritmos de batería. Testament incluso tuvo un detalle para Randy Blythe, cantante de Lamb Of God, colgando dos largos telones en  los que se podía leer FREE RANDY. Para el que no lo sepa, Randy llevaba preso en Praga más de un mes, acusado de asesinar a un fan durante un concierto, aunque afortunadamente y como pudimos confirmar más tarde, fue liberado ese mismo día.

Sin apenas tiempo ni para tomar un respiro, DARK FUNERAL atronaba en el Party Stage. En esos mismos momentos tocaba también Cradle Of Filth en el Black Stage, aunque después de todo lo que se ha dicho sobre Dani Filth y su banda en la actualidad, decidí apostar por lo seguro y disfrutar de un concierto de puro black metal, sin florituras. La inicial “Stigmata”, las despiadadas “An Apprentice Of Satan” y “Open The Gates” o la final “My Funeral” fueron los cortes más destacables, al igual que la sobresaliente actuación del baterista de la banda, que no paró de ejecutar ritmos extremadamente rápidos en todo el concierto.

Nuestra próxima cita nos llevaba al Bullhead City Tent. El fangoso camino hacia la carpa no incitaba absolutamente nada a moverse hasta allí, y a pesar de que Amon Amarth estaba a punto de empezar su show en el True Metal Stage, decidimos acudir al concierto de SYLOSIS, que disponían de escasa media hora, menos de la mitad del repertorio de los suecos. La banda tocó los mejores temas de sus dos álbumes de estudio como “Dystopia”, “Empyreal”, “Reflections Through Fire” o “After Lifeless Years”, además de un tema que estará en su inminente tercer álbum y en los que demostraron sus impresionantes dotes técnicos. Se hizo muy corto.

A lo lejos, mientras nos dirigíamos a los escenarios principales, podíamos escuchar “Fate Of Norns” y para cuando llegamos, AMON AMARTH ya interpretaban las primeras notas de “Pursuit Of Vikings” ante un público totalmente entregado. Una pena que el sonido no hiciera justicia a semejante grupo, las guitarras estuvieron muy bajas todo el rato y la banda en general sonó sin garra, aunque las canciones son las que son, e hicieron que los nórdicos salieran victoriosos de la batalla. Nos enteramos más tarde de que nos perdimos joyas como “Death In Fire”, “Live For The Kill” o “Cry Of The Black Birds” mientras veíamos a Sylosis, pero pudimos presenciar un gran final de concierto con “Twilight Of The Thunder God” y “Guardians Of Asgaard”.

Y llegó el momento más emblemático del festival, concierto que pasaría a la historia ya que sería su último “open air” en Alemania, su tierra natal, y además en Wacken; todo apuntaba a que el show de SCORPIONS aquella noche iba a ser realmente memorable. Detalle a anotar, la banda salió con un retraso de quince minutos a escena, algo muy sorprendente si tomamos en cuenta que en Wacken los horarios se cumplen a rajatabla… Además, la lluvia hizo nuevo acto de presencia, y no paró de jarrear hasta el final del concierto. Pero vamos a lo que vamos, las luces se apagaron y una pantalla detrás de la elevada batería comenzó a emitir el video introductorio que dio paso a “Sting In The Tail”, de su último disco y con el que comenzaron las explosiones, un sinfín de luces y en general un espectacular montaje escénico, además de la excelente interpretación de toda la banda. Estábamos presenciando uno de los conciertos que quedarían para la posterioridad del festival y de una de las bandas más grandes en la historia del rock. “The Zoo”, “Rhytm Of Love” o “Tease Me, Please Me” pusieron a cantar y saltar a todo el público, mientras la pantalla nos llevaba en una carretera que tenía como trayecto toda la carrera de la banda, mostrando las diferentes portadas de sus álbumes junto a unos cortos relacionados con la portada, la época o la canción correspondiente. Después de hacerlo con la del Blackout, el mismo Rudolf Schenker salió al escenario disfrazado como el personaje de la portada para interpretar la canción que da título al disco. El sonido fue perfecto durante todo el concierto, los componentes de la banda realizaron sus respectivos solos de batería, guitarra… este último por cierto, salió a mojarse a la lluvia, para ser uno más entre nosotros mientras soleaba. Del mismo modo merece especial mención Klaus Meine, que ha conservado su voz increíblemente bien y realizó un concierto perfecto. “Big City Nights” fue otra de las perlas de su actuación, aunque cuando la concluyeron y se despidieron de la audiencia, nadie se movió de su sitio, porque todos sabíamos lo que iba a venir a continuación. Volvieron con “Coming Home”, monumento de la banda y chicas ligeras de ropa inclusive, aunque el culmen estaba por llegar. Tras las palabras de Klaus Meine “what can I say after all these years, still loving you baby” comenzó la balada que ha traspasado los oídos del mundo entero y que arrancaría las lágrimas de más de uno entre el público, sin duda uno de los momentos más épicos de todo el festival. Inolvidable. Como no podía ser de otra manera, “Rock You Like A Hurricane” puso el punto final a la fabulosa actuación que quedará grabada en las mentes de todos los allí presentes.

Si no fuera por la seguridad que tenía de la brutal dimensión que iba a adquirir el concierto de MACHINE HEAD, en aquel momento se acababa el Wacken para mí. Totalmente calado y sufriendo por el frío que se apoderaba del cuerpo, la actuación de los californianos se presentaba como única cura, por lo que no me quedó otra que comenzar a moverme y hacer headbanging, y madre mía si lo hicimos. El tanque comandado por Robb Flynn salió a matar desde el primer segundo, dándonos cuenta con las primeras notas de “I Am Hell” de la bestialidad sonora en que se iba a convertir aquello. Habían pasado ya muchas grandes bandas por el festival, muchas actuaciones deslumbrantes y llenas de calidad, pero lo de MACHINE HEAD es otra historia. Actualmente, no creo que haya ninguna banda que pueda realizar una actuación tan brutal y aplastante como la de este cuarteto, donde los riffs y ritmos de batería más desenfrenados se alternan con solos altamente épicos, partes más pausadas y llenas de sentimiento o estribillos y fragmentos realmente pegadizos que confluyen en una propuesta muy original. La presencia escénica del cuarteto es abrumadora, y si además añadimos la calidad individual de cada miembro de la banda no podemos estar ante algo mejor. MACHINE FUCKING HEAD. Puede que a más de uno le parezca que no soy lo suficientemente objetivo al escribir todo esto, pero de verdad, esta banda me parece la mejor que puede haber ahora mismo sobre un escenario, capacitada sobradamente para encabezar cualquier festival del planeta, siempre ofreciendo además un concierto impecable en todos los aspectos, no como muchas de las grandes estrellas a las que estamos acostumbrados, que viven del pasado y que más pronto que tarde tendrán que dejarles el relevo a bandas como esta, que lleva en la escena ya asentada mucho tiempo. Trallazos como “Imperium”, “Locust” o “Aesthetics Of Hate”, antes de la cual escuchando además de boca del señor Flynn que Randy Blythe había sido liberado, para seguidamente dedicarle la canción, nos metieron de lleno en el torbellino. “Darkness Within” fue otro de los momentos mágicos de la velada, con banda y público unidos totalmente, es de resaltar la grandiosa labor de Robb Flynn como frontman, que además de ser un invocador nato de la locura colectiva, también elige muy bien las maneras y los momentos para transmitir a su gente los mensajes más profundos. “This Is The End” y “Halo” nos deleitaron a todos, y aunque Robb lo pedía constantemente y la gente se animó a hacerlos frecuentemente, los circle y mosh pit no fueron lo mismo en esta ocasión debido a las lamentables condiciones terrenales comentadas ya hasta la saciedad, y casi sin darnos cuenta “Davidian” puso la guinda al pastel. Nos hubiera gustado verlos mucho más tiempo, pero tendrá que ser en otra ocasión…

Mi intención al comienzo del día era ver a Watain en el Party Stage seguidamente, pero para entonces mi cuerpo no daba para más, y todavía sin cenar, me dispuse a llenar el estomago mientras veía desde la lejanía el concierto de MINISTRY. Con lo poco que escuché a esta banda antes del festival tuve claro que no los iba a ver en directo, pero mira como son las cosas, al final acabé viéndolos y me impresionaron gratamente. Eso sí, al verlos más cerca de la barra que del escenario, estuve pendiente de las pantallas que emitían imágenes acordes a las letras de sus canciones y se centraban en la crítica a los Estados Unidos en su totalidad, por lo que la música se convirtió en el perfecto acompañante del espectáculo audiovisual en vez del protagonista principal del show. Aun así, ya encaminados al final del concierto, mi cuerpo se rindió, decidiendo poner fin a W.O.A. 2012. Desde la tienda de campaña escuché prácticamente el concierto entero de EDGUY, la banda sorpresa del evento y que aunque me hubiera gustado verlos, sé que no los hubiera disfrutado con tanto cansancio acumulado.

Tendrían que pasar unos cuantos días para asimilar todas las actuaciones y vivencias que tuvimos en el festival, pero, y muy a pesar de los estragos que causó la lluvia, el balance fue totalmente positivo. Puede que la organización tenga que plantear alguna alternativa para frenar las posibles consecuencias de la madre naturaleza en el recinto, aunque personalmente me parece algo inevitable o muy difícil de arreglar siendo aquello una extensa zona de hierba. El barrizal provocó estragos en la zona de acampada, en frente de los escenarios, en las zonas de duchas y baños… prácticamente en cada esquina del festival, pero la música y la fiesta se impusieron por encima de las desgracias, y lograron que los 75.000 metalheads que acudieron a Wacken (exceptuando la persona fallecida, noticia realmente triste) volvieran a casa con una sonrisa de oreja a oreja y con una infinidad de momentos para el recuerdo. Hasta el año que viene Wacken ¡¡RAIN OR SHINE!!

Texto: Mikel Yarza

Fotos: Iñigo Malvido

WACKEN 2012

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